Miembros de la Séptima Estrella

domingo, 27 de abril de 2014

3 premios atrasados (mismas nominaciones para los 3)

¡Buenos días/tardes/noches! Acabo de volver y tengo aquí un CAOS TREMENDO de cosas que ponerme al día. En este tiempo que estuve fuera me dieron algunos premios, y creo que tendría al menos que molestarme en dedicarles algo.
Los que nomino al principio estáis nominados a TODOS los premios, pero podéis elegir si hacer lo que se indica en TODOS. Sois libres de hacer lo que queráis (yo he tardado meses).

Empecemos:

PREMIO 1:

Este premio me lo ha concedido Marieta. ¡MUCHAS, MUCHÍSIMAS GRACIAS, DE VERDAD DE LA BUENA!
Aquí os dejo su precioso blog: http://comorecordartesinmiraratras.blogspot.com.es/

* * *

"Este premio se otorga entre bloggers con el fin de incentivar sus visitas y sus seguidores. Solo tiene una característica y es que debe ser solamente otorgado a aquellos blogs que tengan menos de 200 seguidores. Para ello, habrá que responder a una serie de preguntas y dar este premio a otros 10 blogs con la característica citada anteriormente."



Yo lo siento mucho pero no voy a nominar 10 blogs.
Mis nominaciones son...




1. ¿Qué te gusta más cocinar, postres o platos de cuchara?

Yo prefiero postres, bombones, cupcakes... (además, es prácticamente lo único que sé cocinar).

2. ¿Qué es lo más importante para ti en una persona; la personalidad o el físico?

La personalidad, sin duda. El físico se puede arreglar, no hay problema con eso, además de que la belleza es efímera. Pero la personalidad va a estar siempre ahí y tienes que convivir con ello.
He conocido a gente cuya novia le decía que se dejase tableta y bíceps porque su ex lo tenía y "él no podía ser menos". ¿Hola? Personas así no las entiendo. Si estas con alguien es porque te sientes a gusto con él, puedes ser tú mismo... ¡No por su tableta! ¡Para eso déjalo solo en un lío y no hagas sufrir al chaval o chavala!

3. ¿Cuándo empezaste con el blog?

Este blog en concreto allá por diciembre del 2011. Tengo bastantes más de más antiguos, pero el único que me sigue durando y manteniendo al día es este.

4.¿Quién fue la persona que te inspiró para empezar en este mundo?

Uff, no sé exactamente cómo descubrí blogger, porque fue hace mucho antes. Y aquí voy a hacer una confesión que nunca he dicho (creo). Las personas que me inspiraron para crear un blog con una historia mía (pues los otros blogs que había creado no tenían historia, eran de entradas varias) fueron una chica llamada Alba (no sé dónde está ya D:), y Gaby T.P. Al leer sus blogs me dije, ¿por qué no hago yo uno con alguna historia mía y así mejoro en mi escritura? Y, personalmente, creo que me ha ayudado mucho a mejorar esta decisión.
Por eso, ¡gracias a las dos! ¡Y a todos los que habéis estado ahí!

5. ¿Sueles seguir muchos blogs o te llegan los seguidores por otras personas que te han conocido?

Algunos porque me han conocido dios sabe cómo. Si sigo muchos blogs, pues algunos, pero me cuesta ponerme al día y luego me estreso y me siento mal...

6. ¿Qué te gusta más, cocinar o que te cocinen?

Que me cocinen con patatas. Esta pregunta puede tener muchos sentidos e.e
Nah, vamos a ser serios.
A mí me gusta cocinar cosas dulces y sencillas. Pero creo que cocinar juntos sería una bonita experiencia.

7. ¿Comes en casa o en el trabajo?

En casa, pero a las tres, cuando llego del instituto.


8. ¿Sueles hacer recetas de verduras?

Nope.

9. ¿Cuál es tu mejor receta?

Pues AMO, ME ENCANTA, ADORO una receta que me pasó un amigo portugués-alemán-español. Es una receta portuguesa que se llama Chorizo de chocolate (creo recordar). Es muy fácil de hacer y puedes darle la forma que quieras, por lo que es muy variada.

10. ¿Qué le pides a una persona para que sea tu amiga?

Que sea sincera, por favor.

11. ¿Cuál es la mejor película que has visto?

Titanic siempre me ha gustado, la verdad. Pero una película que vi de pequeña y que estuve buscando el libro AÑOS hasta que HACE UNOS DÍAS me lo regalaron (lloré a moco tendido), fue Memorias de una geisha.
Otra película que me gustó mucho de pequeña fue Anastasia, la de dibujos animados. Aún ahora me sé todas las canciones de memoria.
Luego está La vida es bella, que la vi el año pasado y me encantó.
También una película estilo anime, 5 centímetros por segundo. Ha sido la única película de anime que he visto, y aunque es muy lenta, me gustó bastante porque te hace reflexionar sobre la distancia, la amistad, el amor, el paso de la vida y lo que te queda de los años pasados...
Obviamente no he puesto todas porque, sinceramente, soy un poco adicta al cine y me encantan las películas. He puesto las primeras que me han venido a la cabeza, y quizá ello signifique que son las que más me han marcado. Pero podría haberme dejado alguna.





PREMIO 2:

Este premio me lo concedió mi amadísima Gaby T.P.<33
http://2corazondefuego.blogspot.com.es/
http://1cronicasdelsubmundo.blogspot.com.es/

1) Di 5 cosas de ti:

- Me estreso muy pronto.
- Odio mi pelo.
- Soy una despistada (o eso me dicen).
- Soy adicta al chocolate blanco o nocilla duo (o cola cao si no hay ninguno de los anteriores).
- Intento hacer miles de cosas a la vez.

2) Responde a las preguntas que te hicieron:

- ¿Sabes qué significa "OTP" y "ship"?
Ni idea. D:

- Libro que creas que está sobrevalorado.
No sé cómo me lo hago pero siempre encuentro lo bueno de todos los libros y nunca soy capaz de decir: este libro es malo. No sé si me explico... Pero no puedo. Supongo que soy alguien muy adaptativo... ¿tendré poca personalidad?

- La canción más romántica que creas haber escuchado en tu vida.
Ay que complicado me lo pones...

- ¿Qué princesa no soportas de Disney?
Blancanieves. Lo siento, pero le he tenido manía desde pequeña. Me parece tan AGH y pava. No sé, la cogí así desde el principio y nunca la he tragado.

3) Haz tú 4 preguntas.

- ¿Cuál es tu mayor "adicción"? (A ver si nos van a salir drogatas por aquí...)
- ¿Qué odias de la gente?
- ¿Libro, película y videojuego favorito?
- Si el mundo se terminase en 24 horas... ¿qué harías durante ese tiempo?

4) Nominar a 5 blogs.

(Los mismos que los anteriores; me paso de 5).


PREMIO 3:

Otro premio de mi queridísima Gaby T.P. *-* <3 Me peta el blog incluso cuando no estoy ni subo nada *w*


1-Copia y pega las normas de este premio.
2-Responde a las 5 preguntas que te ha planteado.
3-Nomina a otros 5 blogs avisándoles de que lo han recibido con un comentario.
4-Crea 5 preguntas nuevas para tus nominados.
5-Recuerda que esto no es obligatorio, sino que es un guiño a ti y a tu blog, así que pásatelo bien.

Sus preguntas:

1) ¿Opinión sobre algo que la mayoría piensa contrariamente a ti?
La mayoría piensa que lo material lo es todo, pero yo creo que, con el paso de los años, si no has tenido una "espiritualidad" (en lo referido a buena personalidad y todo eso) te sientes vacío.

2) ¿Libro favorito? No estoy hablando de trilogías, ni sagas. Solo puede ser uno. Tampoco vale "uno" de la saga, tiene que ser individual.
Tengo MUCHÍSIMOS. Se me hace difícil elegir, como siempre... Me gustó mucho La Divina Comedia de el famoso Dante. Pero también La noche más oscura, de Ana Alcolea, o El medallón perdido de la misma autora (omg con este disfruté bastante, y el final fue original).
Y me encantó y amé muchísimo The host (la huésped) de Stephenie Meyer. Aunque con la película se dejaron muchíiiiiisimas cosas, pero el libro es buenísimo (al menos para mí). Me atrapó muchísimo y me lo leí en menos de una semana cuando iba a 2º de ESO (sin saber incluso que era de la misma autora de Crepúsculo O_o Es completamente distinto).

3) ¿Lugar favorito para leer?
Cualquier sitio me va bien, sinceramente.

4) Responde la primera palabra que se te viene a la mente cuando yo digo: ¡¡ALFEÑIQUE!!
¡¡PENIQUE!! (Real.)

5) ¿Tienda favorita de ropa?
http://www.crazyinlove.es/ ewe


Bien, lamentablemente voy a saltarme el hacer preguntas porque ya he hecho otras en el premio anterior y sería demasiada faena.


MUCHAS GRACIAS, DE VERDAD. OS QUIERO MUCHISISISISISISISISISISISISISISIMO. <3 <3 <3 <3 <3

(Puede que haya algún otro premio más perdido y no lo sepa... >.<).

Arrivederci!




sábado, 5 de abril de 2014

[L1] Capítulo 30: Sin retorno

¡VAYA, ¿QUIÉN ESTÁ AQUÍ?! YO. SÍ SEÑORES, LA MISMA.
Matadme, llevo medio año sin subir capítulo nuevo. MEDIO AÑO. Y como decir "lo siento" ya me suena demasiado poco para todo lo que os he hecho esperar, aquí tenéis algo que he preparado con todo mi amor incondicional hacia vosotros:



Como podéis ver, en este capítulo he pasado de hacer la imagen correspondiente -.-".
Y bien, os localizo en la historia (donde se quedó):

Se había quedado en que Inya había besado a Koren y luego había huido. Pero ambos debían coger un barco hacia Digrin juntos. Por otro lado, Syna y Gabrielle también iban a coger el mismo barco hacia el mismo lugar por cuestiones del trabajo de Syna. Finalmente, Melissa y Crad habían sido detenidos y encarcelados, y Melissa se había encontrado con una mujer que había resultado ser la madre de Gabrielle. Además, el capítulo se quedó en que Melissa confiesa de dónde viene (la Tierra) y accede a enseñarles el "portal" para llegar a su mundo a cambio de salvar a Crad.
Así pues, sigamos con la historia, como hace medio año (ups...jeje):



Syna se encontraba sentada bajo un árbol, admirando el mar. Tenía una bolsa junto a ella, en la cual había dos bocadillos y dos cantimploras de agua. La razón por la que estaba allí en aquel momento era que había regresado a darle la comida a Gabrielle y la había encontrado luchando con un chico. Al principio había querido intervenir, creyendo que estaba en apuros. Pero al ver cómo hablaban y sonreían entre ellos, se percató de que se conocían, y que el chico no suponía ningún problema. Como no quería estorbar, había decidido retirarse y esperar un tiempo hasta que aquel misterioso joven de cabellos platinos se fuera.
Suspiró y se levantó, cogiendo la bolsa. Ya había pasado bastante, por lo que creyó que lo mejor era comprobar si su compañera seguía allí o no. Se encaminó hacia el lugar y lo único que encontró fue a una Gabrielle sentada en el suelo con la espada entre las piernas y pensativa. Ni rastro del otro.
En cuanto esta la vio, sonrió y se levantó.
Has tardado un poco —observó, cogiendo al vuelo el bocadillo que le lanzó Syna—. Empezaba a preocuparme.
Había bastante cola —contestó Syna, colocándose a su lado y sentándose en una rama baja para desenvolver su bocadillo.
No había mentido. Era cierto que se había encontrado con muchos clientes, pero tampoco comentó nada de su descubrimiento de la relación entre Gabrielle y el chico. Prefirió no entrometerse, aunque no podía evitar sentirse algo curiosa. Que ella recordase, Gabrielle no le había comentado nunca que tuviese una amistad por ahí. Aquello le extrañaba un tanto.
Syna... —murmuró Gabrielle de repente, sentándose a su vera.
La interpelada giró la cabeza hacia ella. Gabrielle tenía la mirada puesta en el suelo, y jugaba con sus pies en un gesto nervioso.
¿Qué pasa? —incitó Syna.
¿Puedo preguntarte algo? —preguntó, insegura.
Claro.
Gabrielle todavía tardó un rato más en volver a hablar.
¿Tú... eres de Digrin, no?
La pregunta sorprendió a Syna.
Sí. Nací y crecí allí.
Y... Bueno, da igual —saltó, agitando la mano—. No me hagas caso, de verdad. Era una tontería.
Syna se la quedó mirando, interrogante. Luego torció los labios y mordió su bocadillo.
¿Recuerdas alguna casa blanca de mármol, junto a un río y con un gran jardín? —preguntó Gabrielle entonces.
Syna abrió los ojos como platos y empezó a toser, golpeándose el pecho. Se había ahogado sin querer con un trozo de pan. Gabrielle se sobresaltó ante aquella reacción y le dio golpecitos en la espalda, asustada.
¡Ten cuidado! —le dijo—. ¡No te vayas a ahogar!
¿Por qué preguntas eso? —la ignoró Syna, una vez se hubo aclarado la garganta.
Oh, por nada —musitó Gabrielle—. Simplemente es que hace días que no paro de verla. Es como si siempre hubiera estado en mi mente pero la recuerdo ahora. Es... extraño.
Se giró con un escalofrío al sentir la mirada fija de Syna. La estaba observando con sus ojos dorados como si quisiese adentrarse en su mente. Y Gabrielle comenzaba a sentir algo así. Unos hilos invisibles parecían salir del iris de Syna y adentrarse en la cabeza de Gabrielle. Se sintió desnuda, rara y muy incómoda.
¡¡Irenaya!!
La joven abrió los ojos. Aquello había sonado dentro de su mente. Parecía la voz de una niña.
¡¡¡Irenaya!!!
De repente, sintió la piel fría y extrañamente húmeda, como si estuviese dentro del agua. Oyó la corriente de un río y notó cómo a veces le faltaba el aire.
¡Irenaya, cógete a mí! ¡Rápido!
Más agua, más frío, menos oxígeno. Gabrielle estaba confusa, y sentía punzadas en el pecho que se extendían por todo su cuerpo.
¡¡¡PARA!!! —gritó.
Su bocadillo, todavía envuelto, cayó al suelo. Cubrió sus oídos con las manos y cerró los ojos muy fuerte, sin dejar de gritar. Se asustó cuando alguien la cogió de los hombros y la zarandeó.
¡Gabrielle! ¡Gabrielle! ¡¿Qué te pasa?!
Intentó abrir los ojos, pero, súbitamente, todo desapareció.

Solo oía un murmullo confuso a mi alrededor. Una extraña fuerza me impedía moverme con facilidad. No podía abrir los ojos, y la desesperación se apoderaba de mi cordura. Lo único que quería era salir. Me estaba quedando sin aire.
Al fin conseguí sacar la cabeza. Respiré bien hondo, hinchando mis pulmones, los cuales ya me dolían por la falta de oxígeno. Pero aun así, la corriente seguía arrastrándome. Yo no podía hacer nada. No sabía nadar y, aunque supiese, no me serviría de nada. Por mucho que me esforzase en llegar a la orilla y cogerme a algo, la corriente siempre iba a ganar a mis fuerzas.
¡¡¡Irenaya!!!
Me sorprendí al oír aquella voz, y entre zambullida y zambullida, pude ver a una figura pequeña que se acercaba deprisa por la orilla hacia mí. Era una niña de larga cabellera negra, libre al viento. Sus ojos, dorados y brillantes, seguían mi cuerpo arrastrado por la corriente, y su rostro parecía reflejar cierta preocupación. Pero yo ni tan siquiera podía fijarme demasiado en ella. Lo único que ocupaba mi mente y mis sentidos era sobrevivir, salir de aquellas aguas que podían llevarme a la muerte.
¡¡Aguanta, Irenaya!! —gritaba la niña, corriendo para alcanzarme.
Pero hasta yo sabía que ya no había salvación, que caería por la cascada, y si no me daba con una piedra en la cabeza, me moriría ahogada igualmente. O eso creía.
Llegó el punto en el que todas mis fuerzas se agotaron, mandándome así al fondo del río, dándome por vencida ante la corriente.
Supe que todo terminaba en aquel momento. Sentí un pinchazo en el pecho, que luego se extendió por los brazos. Y entonces dejé de notar la corriente, y todo pareció sumirse en la calma. Llegué a creer que aquello era la muerte. Pero mis ojos se abrieron de golpe en cuanto mi cuerpo chocó contra una superficie dura. Aspiré aire por impulso, llenándome los pulmones al máximo, y me sorprendí al descubrir que no me ahogaba, que aquello era aire de verdad. Aunque sobre mí observaba el agua pasando con furia. Pero esta ni siquiera me rozaba. Miré a mi alrededor, sin caber en mi asombro.
Estaba en una especie de cúpula de aire, y el río seguía corriendo a mi vera, chocando contra una pared invisible de forma de media esfera. Me quedé unos segundos observando tal fenómeno, desconcertada, creyendo estar en una especie de sueño. Y al poco tiempo, una mano atravesó la capa de agua, abriendo la palma hacia mí, invitándome a aferrarme a ella. Dudé unos instantes, hasta que al final estiré el brazo...

Gabrielle se tiró al suelo, chillando y con las manos sujetando su dolorida cabeza. Sentía como si alguien le estuviese apuñalando el cerebro constantemente. Y aunque cerrase los ojos, una imagen no cesaba de parpadear en su conciencia: un enorme e inquietante ojo dorado.
¡Gabrielle, escúchame! ¡No hay nada! ¡Es todo tu mente! —decía una voz conocida a su lado.
La joven abrió los ojos, sobresaltada. Al principio sintió un mareo, hasta que el paisaje se enfocó y recuperó la consciencia. Syna la sujetaba por los hombros y se alivió al descubrir que Gabrielle había vuelto en sí. Pero en cuanto esta se volvió hacia ella, volvió a chillar, cubriéndose el rostro y tirándose hacia atrás. Aquella reacción fue completamente inesperada para Syna, quien, atónita, se quedó en el sitio observando a la muchacha. Cuando Gabrielle se percató de lo que había hecho, se incorporó enseguida.
Lo siento... creía que eras otra persona —musitó.
¿No habrás olido alguna flor morada rara últimamente? —preguntó Syna de súbito.
Gabrielle la miró extrañada.
No... ¿Por qué?
No lo hagas. Provocan alucinaciones, fiebre, vómitos y, en un caso extremo, pueden llevarte a la muerte.
Gabrielle se quedó de piedra, mirándola. Le pareció un destino cruel para algo provocado por una flor, que tan inocente solía parecer.
Pero ya no comentaron nada más sobre lo sucedido. Tras comerse su respectiva comida se encaminaron hacia el puerto, a esperar al barco que estaba por llegar.

* * *

Aquel viaje había sido uno de los más incómodos y silenciosos que jamás había conocido el universo. O eso le pareció a Melissa.
Tanto ella como Crad estaban en la misma caja gigante, llevados por un carro como si fuesen animales. El único lugar por el que entraba un poco de luz era por tres agujeros del tamaño de un puño que había en el techo. Aquello estaba diseñado, pensó ella, para que ningún prisionero descubriese el camino de vuelta o algo por el estilo. Pero la desventaja de eso era que ese cubículo olía tan mal que ahogaba. Eso indicaba que aquella cosa había presenciado viajes muy largos de prisioneros o esclavos.
Melissa miraba a Crad de cuando en cuando, quizá esperando a que dijese algo. No le había dirigido la palabra desde que habían salido. De echo no se le oía desde que Melissa había confesado su secreto sobre la Tierra. Y ella tenía miedo a hablar primero. ¿Quizá Crad se sentía traicionado por ella por no haberle contado nada? ¿O quizá ahora le tenía miedo? La duda mataba por dentro a la joven, y ya no podía aguantarlo más. Hablaría; lo iba a hacer. No sabía lo que diría, ya le saldría. Pero no podía esperar más.
Abrió la boca al mismo tiempo que el carro se detuvo y la puerta del cubículo oscuro se caía. Los soldados ordenaron a los dos muchachos que bajasen y, atándoles las manos por delante a ambos, los empujaron hacia el bosque. Ese bosque que tanto le hizo sentir a Melissa al verlo en aquel momento.
Recordó ese lugar como el primer día que llegó a él. Recordó ese lugar como el comienzo de algo que iba a acabar de aquella forma. Recordó ese lugar como el lugar clave donde había conocido a Crad, que ahora no le dirigía la palabra. Recordó cómo lo había asociado tiempo atrás con la liberación. Era irónico, pues en ese instante estaba con las manos atadas adentrándose en lo que antaño había sido “la liberación”. ¿Todo acabaría allí? ¿Podía fiarse de esos soldados? ¿Los matarían después de descubrir la entrada a la Tierra?
Posiblemente.
La hacían ir delante para guiarlos. Ella dudó sobre el camino que debía coger, pues sabía el lugar pero no sabía llegar. Pero, nuevamente, Crad la salvó colocándose a su vera y llevándola.
Te conduciré hasta el lugar donde te salvé de aquel bandido —le susurró. Su corazón dio un fuere latido al oír su voz de nuevo después de tanto tiempo en silencio con ella—. A partir de ahí a ver si encuentras el sitio.
Gracias —musitó, sintiéndose en eterna deuda con él.
Así, en cuanto llegaron al lugar, Melissa recorrió todos y cada uno de los árboles con la mirada. Enseguida encontró el que buscaba, pues era distinto a todos los demás. Era el más “terrícola”. Sus hojas eran más normales, sin formas extrañas, y su tronco, blanquecino, a diferencia de todos los de su alrededor. Se detuvo frente a él e hizo un gesto con la cabeza al líder de los guardias, indicándole que ese era el lugar. El guardia le dijo algo que Melissa no entendió.
Dice que se lo muestres —tradujo Crad, con voz monótona.
Melissa lo miró con agradecimiento, observando cómo dos guardas lo habían cogido de ambos brazos para que no huyera. Solo ella estaba libre, y era el centro de todas las miradas. Inspiró con fuerza y avanzó hacia el árbol. Lo estuvo observando unos instantes, calculando cómo debía hacerlo para saltar sobre sus raíces. Se giró hacia el guardia líder y le ofreció las manos, en señal de que debía desatárselas. El líder dudó unos instantes, pero finalmente cortó las cuerdas con su espada y le hizo un gesto para que siguiese. La joven se colocó junto al tronco y apoyó su mano en él mientras cavilaba su método.
Su mente la llevó al día en que se había tropezado y caído junto a él y al levantarse se había visto en un mundo distinto. En cuanto comprendió lo que ocurría, había sentido como si hubiese dejado toda su anterior vida atrás. Pero atrás de verdad. Atrás de lejos, muy lejos.
¿Qué pasaría si volviese a la Tierra? ¿La estarían esperando? ¿Le esperaría un castigo? ¿Qué habría sido de todos sus conocidos?
Entonces se dio cuenta de que echaba de menos su planeta y orfanato algo más de lo que creía. Que incluso añoraba la poca libertad del orfanato. No tenía que hacer nada por aquellos tiempos, todo se lo hacían. Ella solo se preocupaba de vivir. Allí, en Anielle, había estado constantemente huyendo de un lado a otro. Allí, en Anielle, tenía que preocuparse también de sobrevivir. Cuántas veces había estado en peligro, contando aquella. Y en aquel momento justo, se preguntó si llegar a ese mundo había sido bueno o no. Si hubiese valido más la pena quedarse donde estaba, a la espera de que una familia la adoptase. O quizá esperar hasta la mayoría de edad y salir del orfanato para buscarse la vida ella sola.
Era el instante decisivo. Lo que pasaría después no estaba al alcance de su saber. Nada lo había estado realmente desde que había llegado allí. Si lo pensaba, en la Tierra tenía el futuro más o menos planeado, tanto por ella como por sus cuidadores. En cambio en Anielle no sabía nada del mañana. No sabía si al día siguiente seguiría viva o muerta, ni tampoco adónde la llevarían. Era todo un misterio.
Pero eso le gustaba. No quería saber qué ocurriría en el mañana. No quería una rutina monótona y aburrida. Ella quería aquello, ese mundo, Anielle. Ella quería seguir con Crad, con sus huidas de la ley. Lo prefería mil veces.
Pero ya no había vuelta atrás.
Retrocedió unos pasos para coger carrerilla y tirarse bajo el árbol. Instintivamente, cogió su colgante, que seguía envuelto en el trozo de tela que la mujer del calabozo le había dado diciendo que así estaría más protegido. Lo notó vibrar en sus dedos con una gran intensidad. Se preguntó por qué, pero no había tiempo de descubrirlo.
Comenzó a correr y se lanzó sobre las raíces.
Aquella vez no se golpeó la cabeza. Lo había calculado para que eso no ocurriese. Tampoco se mareó, y supuso que el mareo de la primera vez que había atravesado el “portal” había sido debido al golpe. Se incorporó y miró a su alrededor, esperando encontrarse de nuevo en su mundo natal.
Lo único que vio fue a un montón de hombres con armaduras y espadas y a un Crad con una ceja alzada, mirándola sin comprender.
Ella tampoco lo comprendía. ¿Qué hacía allí? ¿Por qué no había vuelto a su Tierra? ¿Se había equivocado de árbol? No, era imposible. Estaba completamente segura de que era ese...
Pero antes de que pudiese reaccionar, rectificar o volverlo a intentar, una daga silbó en al aire y fue a clavarse directa en la frente de uno de los guardas que sujetaba a Crad. Este enseguida reaccionó y le dio un puñetazo al guarda restante, dejándolo en el suelo con la nariz rota.
A partir de ahí se inició una lucha entre Crad y los guardias. Melissa seguía en el suelo, observando el panorama y sin saber muy bien cómo actuar. De repente, alguien apareció junto a ella y le entregó una daga.
Úsala si quieres —dijo solamente antes de adentrarse en la batalla.
Era Ferlian, que, como siempre, aparecía de improvisto. Melissa adivinó que él había sido el que había salvado a Crad.
Justo entonces, uno de los guardias fue hacia ella. Melissa, sin pensárselo y viendo la espada sobre ella, se preparó, y en un acto reflejo le clavó la daga en la pierna. El hombre gritó y soltó su espada. La sangre comenzó a emanar de la herida con brutalidad. La joven sacó la daga de la carne y se alejó unos pasos, quedándose paralizada y sin acabar de creerse lo que acababa de hacer. Antes de que pudiese presenciar algo más, Ferlian la cogió del brazo y se la llevó por delante, guiándola por el bosque.
¡Vamos, no llegaremos a tiempo! —decía mientras corría, arrastrando a Melissa con él.
¿Adónde? —preguntó Melissa, confusa.
¡Al barco!
Crad iba tras ellos, y algunos de los guardias que podían moverse corrían detrás.
Se encontraron de repente con dos caballos que parecían estar esperándoles. Ferlian subió de un salto a uno de ellos y luego tiró de Melissa para que subiese con él. Crad llegó unos segundos después y subió al otro. Inmediatamente los hicieron cabalgar lo más rápido que pudieron. Melissa se cogió bien fuerte a Ferlian y se cuidó de no acercarle la punta de la daga ensangrentada que seguía sujetando.
Lograron dejar atrás a sus perseguidores con éxito, pero Ferlian siguió avanzando. Cabalgaron a lo largo de media hora sin parar, y Melissa veía cómo los animales estaban exhaustos.
Finalmente, llegaron al puerto. Ferlian bajó del caballo y ayudó luego a Melissa. Posteriormente, cogió una bolsa atada a la silla del corcel y guardó en ella la daga que todavía sujetaba Melissa. Luego aferró su mano nuevamente y tiró de ella mientras corría. No se molestó en atar el caballo.
Crad, sin ver otra opción, los siguió.
Sortearon a la gente como pudieron, empujándolos y gritando para que la gente se apartase de su camino. Todos se los quedaban mirando con cierto rastro de ira en sus ojos. Ferlian, ignorándolos, siguió adelante.
El barco ya arrancaba. Cuando llegaron a la trampilla por la cual los pasajeros habían subido al barco, solo quedaban dos policías vigilándola. Ya nadie podía pasar. Pero Ferlian los empujó y subió las escaleras rápidamente, con Melissa y Crad detrás. Llegó al límite entre la trampilla y el barco, donde había un metro de distancia que los separaba. Sin pensárselo dos veces, Ferlian saltó. Melissa se vio arrastrada por él y Crad lo imitó por su propia cuenta.
Afortunadamente, lo consiguieron. Los tres cayeron de bruces sobre el suelo del barco, respirando cansados y con todos los músculos ardiendo por la intensa carrera.
De repente se oyó la risa de Ferlian. Melissa lo miró con cierto enfado. ¿Cómo podía reírse después de todo aquello?
Una figura se colocó ante ellos. Los tres alzaron la mirada y se encontraron con un hombre con bigote de aspecto serio y los brazos en jarra. Los miraba como acusándolos, y Melissa temió que los detuviera o algo por el estilo. Sin embargo, el hombre sonrió y miró a Ferlian.
Temía que ya no llegarais a tiempo —dijo, dirigiéndose a él—. Un poco más y lo perdéis. Comenzabas a preocuparme.
Ferlian sonrió.
Siempre lo consigo. No sé de qué te preocupaste —dijo con cierto rastro de ego.

* * *

Los soldados heridos iban levantándose poco a poco, y los todavía enteros y sanos iban limpiando la zona de cadáveres.
Sin que ninguno de ellos se percatase, alguien los observaba entre la vegetación. Una anciana de larga cabellera gris e intensos ojos verdes. Una anciana a la que solían llamar Yaiwey.
De repente sonrió. «No me ha hecho falta intervenir —pensó para sí misma—. Es una sorpresa cómo se las han arreglado ellos solos para salir de esto. Puede que Melissa empuje a Crad a ser más sociable. Si no hubiese aparecido ese pequeño brujo, tendría que haber intervenido yo. La relación con el chico solo puede ser obra de Melissa. No creo que Crad haya aceptado a un brujo en su equipo». Luego suspiró ante aquel último pensamiento. Crad no aceptaría a un brujo nunca. Pero no había tenido más remedio.
Volvió la cabeza hacia abajo y observó al lobo que estaba sentado junto a ella. Este la miraba fijamente. Ahora sus mentes volvía a estar conectada. Para siempre, posiblemente.
Ahora Yaiwey volvía a ser lo que era.
Se agachó y acarició la cabeza del animal. Su pelaje era blanco y sobre el lomo tenía pequeñas motas gris. Era un lobo hermoso, y sus ojos profundamente verdes lo embellecían todavía más.
Te eché algo de menos —le susurró la anciana.
El lobo cerró los ojos y se frotó contra ella. Yaiwey adivinó que ello significaba que él también. Le costaría volver a acostumbrarse a estar ligada a un animal. Pero la situación lo había requerido y ella lo había decidido. Ya no había marcha atrás. Ahora solo podía tirar hacia adelante.
Alzó la cabeza al oír algo. Vio que se trataba del aleteo de un cuerpo que se había posado en la rama de un árbol y la miraba fijamente. Yaiwey aguantó su mirada. El animal poseía un solo ojo dorado.
Heik Curosen, de los brujos cuervo —dijo en voz alta—. No sabía que todavía siguiese vivo. ¿Sigue buscando a su hija perdida?

El cuervo se agitó, pareciendo estar molesto por lo que acababa de decirle, y luego echó a volar con un graznido. Yaiwey se levantó y lo observó marcharse. Luego se fue a casa, seguida de su lobo.